Mayo 15, día del MAESTRO


Según la RAE, maestro significa, entre otras definiciones: “Persona que enseña un arte, una ciencia, o un oficio, especialmente la que imparte el primer ciclo de enseñanza, o tiene título para hacerlo” / “Persona muy diestra o con profundos conocimientos en alguna materia” /” Persona que ha alcanzado un alto grado en su oficio”.
Si leemos bien, estas definiciones hacen referencia al grado de expertiz que se alcanza respecto a un tema, pero, ¿qué pasa con el tema de la existencia? ¿Acaso hay maestro que se dedique a esto? Seguramente fue “la vida” lo primero que vino a tu mente, ella se encarga de aleccionarnos de maneras singulares donde podemos creer en el destino, la suerte y demás, mostrando que realmente no tiene voluntad o mente propia, entonces ¿qué hay de aquél que en serio se preocupa de nosotros, de nuestro bienestar, de nuestras decisiones y aun así las deja a nuestra entera elección? Ése, o mejor dicho Él es el único maestro de la vida, el maestro que a pulso se gana el título, el maestro que sin importar nuestros errores, seguirá esperando el momento en que lo dejemos enseñarnos, pues siempre tiene la cátedra sobre la mesa, a nuestra entera disposición. Ya es decisión propia el quererla tomar o no, sin embargo, Él insiste lo más que puede.

He ahí por qué en este día festivo, viene a nuestra memoria, el maestro que marcó nuestra vida ordinaria y profesional, ese maestro que insistía en que aprendiéramos y lograba llamar nuestra atención de maneras divertidas que en verdad nos interesaba. Vemos pues que el maestro que más se asemeja a Cristo es aquél que con su humanidad y compromiso nos enseña no sólo cosas de índole educativa, sino que le aprendimos cuestiones de supervivencia, tips de relación humana, modales y formas de comportamiento, así como cosas tan simples como sonreír, sonreírle al otro, a la vida e incluso a los problemas; sonreír y ser feliz. Porque, si uno no es feliz y no se ama, ¿cómo pretende hacer feliz a otros y amarlos tal cual son?

Feliz día del maestro a todos aquéllos docentes, sacerdotes, padres y madres de familia, hermanos y guías espirituales que con su ejemplo, sus palabras y su coherencia merecen llevar el título de maestro. ¡Dios los siga bendiciendo!



Marijose Silias.

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