EL JUEGO ENTRE INSPIRACIÓN Y DISCIPLINA



Hace unos días platicaba con una amiga -que también inició recientemente su proyecto, lazándolo sobre todo en redes sociales- y discutíamos sobre la inspiración para las publicaciones y la necesidad de planificación de éstas, pero no llegamos a un acuerdo: ella defendía la necesidad de regresar al hospital (es psicóloga hospitalaria) y yo la planificación de contenidos. Y creo que por lo que no logramos un arreglo, fue porque ninguna expusimos bien nuestro punto y su importancia. Pero hoy estoy segura de que las dos tenemos razón y que ambas ideas se pueden compaginar excelente.

 

La inspiración puede parecer más “romántica”, tiene en sí un toque soñador y esperanzado de evocar algo especial en uno, que puede darse en cualquier momento, lo cual implica tener los sentidos muy despiertos; mientras que la planificación y la disciplina exigen un proceso metódico para lograr un objetivo, por lo tanto, requiere apegarse a ciertas normas y tiempos. ¿Cómo las compaginas si parecen no tener punto en común? Y ¿cómo hacerlo, si además la palabra “disciplina” regularmente tiene una connotación negativa, como me pasaba a mi hasta hace un tiempo?

 

Menciono lo de la connotación negativa, porque yo inconscientemente relacionaba el concepto con rigidez, reglas, búsqueda de perfección y supresión de mis sentimientos, que no sé si te ha pasado, pero de ser así, espero esto te ayude a darle otra perspectiva. Es verdad que la disciplina es el “conjunto de normas cuyo cumplimiento de manera constante conducen a cierto resultado” (RAE), por lo tanto, es la virtud de alguien que renuncia a algo (impulsos, distracciones) y opta por la repetición de una acción para lograr algo más, o sea que no es una renuncia en “sí misma” o porque ese algo “sea malo”, más bien, la decisión de renunciar es para alcanzar algo mayor. Cuando logré entenderlo, le perdí el miedo a la palabra.

 

LA MOTIVACIÓN

Al ser la disciplina u orden algo repetido, lo que se quiere alcanzar debe ser lo suficientemente atractivo e importante para que se haga de manera constante y que no importe (o que sea mínimo) lo que se suelta, logrando entonces el objetivo. Es decir que la motivación en el objetivo está inmersa. Aquí es donde comienzan a acercarse la disciplina y la inspiración.


La motivación es el “conjunto de factores internos o externos que determinan en parte las acciones de una persona” (RAE), son los que “ponen en marcha la voluntad y la hacen realidad, fácil, bien dispuesta, capaz de superar las dificultades, frenos y cansancios propios de ese esfuerzo” (Rojas, Enrique). Por lo tanto, una disciplina sin motivación, sin una meta fija puede no ser la más sana; mientras la voluntad sea plenamente consiente del objetivo, la disciplina será el camino ideal para alcanzarlo y si en este camino llega con frecuencia la inspiración, ¡qué mejor!

 

Te platicaba que le perdí el miedo a la disciplina cuando entendí las bondades que trae consigo, tanto es así que en mi escritorio de casa ahora tengo un post-it con la frase:

La disciplina es el puente entre las metas y los logros

con lo cual me motivo muchísimo para seguir con el trabajo cuando estoy haciendo algo que no es mi fuerte, o bien con mi proyecto para publicar todos los miércoles sin falta, pues es algo que estoy construyendo, es algo que me gusta, algo que considero muy mío y busco compartir a los demás.

 

Para no olvidar mi objetivo y seguirme automotivando -en la vida en general-, recurro a pequeños recordatorios en los cuatro temas que considero importantes para mi vida: 1) Personalismo y motivación, 2) Trabajo y liderazgo, 3) Espiritualidad y finalmente 4) Ejercicio; lo hago a través de frases que con anticipación he colocado en mi agenda personal (y sí, con esos colores jiji), de esta manera, semanalmente tengo un recordatorio para no perder el rumbo cuando pareciera que la cuarentena no va a terminar o que la gestión laboral no es lo más satisfactorio del momento.

 

Ahora, para escribir semanalmente, recurro a la disciplina incluso si no me siento inspirada y entonces recuerdo mi motivación, pero de alguna manera me enfrento al dilema de escribir algo muy técnico sin abrir mi interior y mi vulnerabilidad para que tú te animes a adentrarte a la tuya, por lo que la inspiración entonces se vuelve esencial en este proceso de creación de contenidos. Y si tú te encuentras todavía más inmerso en el área creativa, seguro te hace mucho sentido.

 

La inspiración, aunque en ciertos ámbitos se deje de lado o no se confíe en ella, es una condición humana incansablemente agradecida por el arte: las musas, la música, los atardeceres y la naturaleza en general son siempre bien recibidas. Se dice que es una condición humana, porque implica una apertura al exterior que pone de manifiesto la necesidad del ser humano por salir de sí mismo para aprender o plasmar de los demás. Necesita también nutrirse constantemente, tener referencias, lograr espacios y momentos donde su aparición sea oportuna y bien recibida, por ello el dicho de:

Que la inspiración te encuentre trabajando

De esta manera, mi amiga tenía razón: para ella plasmar y dar tips referentes a la psicología hospitalaria, necesita estar en su ámbito de trabajo, con sus pacientes y los familiares de los mismos, con la necesidad que ella puede subsanar, pues ahí es donde surgirá la chispa; mientras que yo, para seguirme inspirando he enfocado un poco más mi atención no solo en lecturas nuevas, sino en repasar apuntes de la universidad, leer a autores que también comparten y vibran como yo, además lo principal: la gente, buscar a mi gente, abrirme a conocer las historias de los demás, amigos y no tan amigos, pues su historia de vida, su vulnerabilidad también es crucial en esta experiencia, en la vida.

 

Así que la inspiración y la disciplina no están peleadas, tienen un juego constante donde la motivación les sirve de tregua, están conectadas para exprimir de nosotros lo mejor que tenemos y podemos dar, son cruciales para el trabajo y hasta para algún pasatiempo. Te invito a reflexionar:

 

¿A ti qué te inspira? ¿Qué te motiva? ¿Qué te gustaría lograr que es suficientemente fuerte para mover tu voluntad? ¿Qué estás dispuesto a hacer por ello? ¿Cómo puedes, a través de la planificación, disponer horarios y espacios de trabajo en este objetivo?

 

No olvides anotar tus respuestas y revisarlas constantemente, seguro serán la gasolina que necesitas. Si requieres ayuda para definir estos, no dudes en contactarme.


Muchas gracias por llegar hasta aquí, espero te haya sido de valor. Si alguna de estas herramientas o tips te son útiles, ¡adelante, hazlas tuyas!

 

¡Nos leemos el miércoles siguiente con mayor planificación en mis contenidos! Jaja, ya lo verás.


*Foto de Retha Ferguson en Pexels

 

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