El tan olvidado día del padre


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Se acerca la fecha del día del padre y lo primero que viene a mi mente no es solo pensar en mi papá, sino también en cómo esta celebración no hace tanto eco en nuestra vida, ni en las tendencias mercadológicas como las del día de la madre.
Una de las principales razones es la percepción de los roles materno y paterno de “mamá es a hogar, como papá es a proveer”, que ciertamente tiene beneficios, pero no dejemos de lado el crecimiento y la evolución actual de nuestra sociedad, que presenta un incremento de las mujeres en la Población Económicamente Activa (PEA), así como el crecimiento en la tendencia de “amos de casa”, que aunque en México aún es menor, confío en que el concepto de masculinidad se sigue reinventando. Masculinidad, no machismo. Sin embargo, la mayoría de las madres están en casa y algunas más combinando hogar y trabajo, de ahí la creencia de que mamá merece más y mejores regalos, como lo afirma el Dr. Lars Perner, quien se especializa en psicología del consumidor.
¿Te ha pasado que si piensas en qué regalar a papá, lo sientes más difícil que si piensas en uno para mamá? Bueno, no es solo culpa de la mercadotecnia, sino que también resulta más fácil hablar con mamá o “sacarle información” que a papá, quien posiblemente no esté habituado a compartir gustos, deseos y sentimientos. Seguro me entiendes.  
Y bueno, para no tocar únicamente la parte consumista, hablemos un poco de la importancia del padre en la familia. La presencia de ambos padres en la vida de un niño ayuda a un sano desarrollo de la identidad, autoestima y personalidad, por lo tanto, la ausencia de alguno de ellos puede tener repercusiones respecto el divorcio o el abandono, como: existencia de sentimientos de pérdida, estrés por el conflicto y el ajuste en las prácticas de crianza. Veo importante aclarar que la ausencia de uno de los padres no es un determinante de incompletud, menos cuando el padre que permanece, fortalece la resiliencia del individuo.
Pero en la vida diaria, en la experiencia, ¿qué es un padre? Para no quedarme únicamente con mi usanza, decidí entrevistar a algunas personas, familiares, conocidos que son papás o que lo desean. A todos lo que participaron en estas conversaciones, ¡muchas gracias por su compartir y dejar entrever su felicidad e incluso su tristeza, su vulnerabilidad.
Padre es aquel que está al pendiente de sus hijos, quien vela sobre todo porque tengan lo necesario, quien busca alimentar: tanto en lo biológico, como lo humano y espiritual para que sean las mejores personas posibles. Implica un acompañar en el crecimiento y encaminar, marcar algunos límites necesarios para forjar a los hijos, pero llega un momento en que tienen que hacer uso de lo que traen en la maleta de herramientas que les das, así que toman sus propias decisiones y no queda más que aceptarlas, incluso cuando no se esté acuerdo, lo cual tiene que ver con la individuación, la personalidad y hasta la diferencia generacional.
Ser papá es lógicamente más esperado cuando la pareja se encuentra con el compromiso de ser familia, de ser un matrimonio, pero no resta la posibilidad de serlo incluso cuando no se tiene este compromiso y por lo tanto la noticia resulta aun más sorpresiva o desconcertante. Esta primera impresión de enterarte que vas a ser papá varía en cada persona, “es algo indescriptible”, “es magia”, “es vida que generas”, pero claro está que no siempre es como en las películas que uno salta de emoción, pues entra en juego el descubrir la responsabilidad que conlleva y el buscar que la situación económica permita dar lo mejor a los hijos, o como diríamos en Chiapas, a los pichis.
El ser padre se aprende poco a poco tomando de referencia sobre todo a los propios papás, es un aprendizaje constante, más cuando son varios hijos y de diferentes edades, formas de ser y de pensar. Y si al igual que yo, te preguntas si habrá alguna diferencia entre criar hijos hombres y mujeres, criar solo mujeres o solo hombres, resulta que tener hijas e hijos exige mayor flexibilidad respecto la educación, a comparación de tener puros varones o puras mujeres, pues en estos casos, es más fácil adoptar un solo estilo de educación y prevención, ¡dichosos!
A los papás que han estado presentes y al mío: ¡gracias! Gracias por partirte el lomo y por tu dedicación, gracias por tu entrega y tus desvelos, gracias por ajustar tus horarios, ya sea para un dinero extra o para asistir a un evento importante de tus hijos, gracias por aceptar también la orientación homosexual de alguno de tus hijos y abrirte a conocerlo más sin juzgar, gracias por amarlos.
Gracias por darnos educación escolar, seguro de los mayores triunfos para ti -y nosotros también-. Gracias por los regaños y las risas, las discusiones y las pláticas, las insatisfacciones que nos hacen crecer a ambos. Gracias por vencer los retos a los que te has enfrentado en esta labor de la crianza, estoy segura de que ha valido la pena cada esfuerzo, cada llanto y cuestionamiento, pues somos quienes somos gracias a ti y los que han participado en nuestra educación también: mamá, tu mano derecha, tu equipo por excelencia. ¡Gracias!
Y por último, lectores bonitos, les dejo la invitación de estos papás entrevistados: “Si de verdad quieres hacerlo, no tardes tanto y busquen que sea consensuado. No saben de lo que se pierden, todo lo miras bonito. La familia por naturaleza es una forma de vida, ¡anímense, dense la oportunidad!”
¿Aun tienes la dicha de tener papá? Tómate unos minutos para reflexionar qué te gustaría compartirle, qué le agradeces y qué no, pues si no se platica, no se conoce. ¡Feliz día del padre!

PD. Ante la pandemia actual, no visiten a sus papás, más vale extrañarse a la distancia y recurrir a las llamadas o videollamadas, que extrañarse por alguna enfermedad y no despedirse para siempre.

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