Y después de un tiempo, me decidí.



¡A este artículo sí que le he dado vueltas! He estado pensando el enfoque a darle, que si lo positivo de la vida admirando la belleza, alguna lista de quejas sociales y propias o hacer una especie de resurgimiento de ave fénix después de una temporada baja no sólo en el blog, sino de baja actividad en mi vida en general y, creo que estoy optando por esta última.

Tiene como dos meses que no escribía nada y claramente hay muchas razones por las que no lo hice o más bien, muchos pretextos. Que si el trabajo, que si el apostolado, que si el Coaching, que si intentar hacer ejercicio (JAJAJA) y demás; sin embargo, la mayor razón ha sido mi falta de organización y algo de motivación.

Digo que algo de motivación porque es posible que por falta de actividad física y una buena alimentación, no haya tenido la suficiente energía e incluso las hormonas necesarias, como serotonina y endorfina, para arrancar; así como la presencia de una ligera crisis existencial. Hablo también de falta de organización, porque.. porque.. pues porque así he estado realizando mi vida estos últimos meses, aplazando las cosas y muy “a lo que venga” acompañado de una latente falta de prioridades y DISCIPLINA, una cualidad que excluí de mi vida y necesito recuperar.

Con algo de disciplina, estoy siendo capaz de retomar mi horario para levantarme a tiempo, (aunque aún no lo suficiente para hacer ejercicio en mi cuarto antes de salir con pila), veo que disciplina es lo que me falta para organizar mis ideas, días y actividades. Ya con el Coaching lo había trabajado alguna vez, pero opté por dejarlo de lado. Y digo optar porque la vida es de decisiones.

Así que ahora, ESTOY DECIDIENDO actuar, (mientras lo plasmo en estas líneas) levantarme diario a las 5:30 para realizar algunos ejercicios y comenzar el día; escribir los lunes y martes para pulir con tiempo mis artículos y así publicar cada miércoles; dejar días específicos para las sesiones de Coaching, miércoles precisamente y el resto del tiempo para lo que surge en el grupo juvenil de mi apostolado, aprender a tocar la guitarra, ¡ah y tiempo para amigos y novio, claro está! He de confesar que por caer en la rutina, olvidé varias cosas importantes para mí y por eso estuve a punto de nombrar este artículo “¡Me he achilangado!” haciendo referencia a los chilangos godinez arrutinados con los que convivo en el transporte camino al trabajo, pero vamos, ¡sería un reduccionismo gigante!, sería catalogar a todos los habitantes de la famosa CdMx como zombies, cuando perfecto sé que no son así.

En fin, es impresionante cuán importante es para los seres humanos el vivir en relación, sobre todo para mí. Últimamente el contacto personal ha recobrado importancia en mi vida y quiero compartirlo con ustedes, tanto la historia y la experiencia, como mi vida con mis seres queridos, por ello estoy tratando de recuperar amistades que alguna vez abandoné entre las mudanzas (sólo han sido 2 mudanzas, pero ha cobrado muchas amistades), la relación con mi familia a distancia e incluso amigos de la ciudad. Con esto no puedo evitar mi pasión y vocación: ¡SER COACH Y FAMILIÓLOGA! no por el hecho de “ser algo” o de “ser alguien”, sino porque así puedo brindar un servicio a los demás: al que tiene miedos, pero también a quien tiene aspiraciones; al que está triste y preocupado, pero también a quien quiere compartir su alegría con otros. ¡Amo el contacto con la gente! Híjole y también lo que conlleva aunque no siempre lo quiera, a veces involucra decepciones, frustraciones y dolores de cabeza; bueno, tal vez no los ame, pero hago lo posible por aceptarlos; no son yo, son un Otro.

Durante la semana compartí en Facebook un artículo de Aleteia sobre la vida de Santa Margaret Sinclair (jamás había escuchado de ella). Fue una joven que falleció a los 25 años y lo hizo sin actos heroicos, fuertes batallas o conversiones de culto admirables, ella simplemente escuchaba a Dios y perseveraba en su vida diaria, en su “rutina”, a la que tanto tememos caer; en su trabajo, del que a veces nosotros no somos capaces de agradecer por tener; en su amor a la Virgen; a la que a veces ni pelamos durante el día. Y eso, eso es lo que le admiro, porque tal vez no estemos llamados a una vida heroica o una vida de admiración por hechos fuera de lo común para subrayar en libros, pero eso sí, siempre, siempre estaremos llamados a vivir alegres la voluntad de Dios y hacer de lo ordinario algo extraordinario.

Compañerito lector (espero que no suene despectivo, en verdad me gusta decir “compañerito”), si en algún momento del artículo te sentiste identificado, acompañado o incluso con ganas de saber más -y no hablo precisamente de mi vida, sino de saber qué más puedes hacer tú también-, te invito a quejarte menos, a moverte, a comer bien, a leer, a escribir, a admirar el atardecer e inclusive la lluvia loca de la tarde, a devolver una sonrisa en la calle, a conocerte y a conocer a los demás, a fijarte metas y a luchar por ellas, a compartir experiencias de vida y a reconocerte vulnerable, a pedir ayuda y a ofrecerla. Te invito a decidir.


Nos leemos el siguiente miércoles.

Si tienes interés en algún tema, me lo puedes proponer.

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