¿Y tú a qué son bailas?

Imagen, cortesía de canva


Llevo ya varios días pensando en la inmortalidad del cangrejo y en cómo cada quién elegimos vivir la vida, bien sabido es que “vida sólo hay una” y en tu andar por esta tierra, seguro te has encontrado con momentos de mucha alegría y euforia, pero también con algunos de tristeza y desesperación, por ello es importante saber cómo enfrentar cada uno de los momentos o incluso de las etapas que se presentan.

Me gusta la idea de pensar que la vida es una gran pista de baile donde no hay un género musical definitivo, al contrario, hay tantos, que hasta tienes oportunidad de elegir, aunque sólo sea en ocasiones. En lo personal me encantan los ritmos tropicales, principalmente la salsa y el salsatón -una combinación de salsa y reggaetón- pero si me ponen un tango, algo folklórico como “las chiapanecas” e incluso banda, les prometo que hago mi mejor esfuerzo. 

Aquí es donde vienen las primeras preguntas a las que te invito, ¿para qué te esfuerzas?, ¿para qué bailas? Conozco a todo tipo de personas, están las que bailan para impresionar a alguien, las que bailan para competir, quien lo hace para compartir el momento con su pareja o quien únicamente disfruta de la música.

Cuando ponen un género que no es de tu agrado, ¿qué haces? Hay quien prefiere regresar a su mesa y sentarse, está el que sentado sigue cantando o el que hará el intento de seguir el ritmo y aunque no encuentre satisfactorio su desempeño, estará dando todo de sí para bailar o quien simplemente dice ¡venga!

Así es la vida, en ocasiones tienes que aceptar el ritmo o la canción que ponen, que aunque no es lo que esperabas, te animas a dar el paso y hacerle frente, habrá momentos en que querrás incluso abandonar la pista o hasta el salón y también es válido, mientras sepas que has dado todo de ti; no te vaya a pasar como dijo Sebastian en La la land con “what a waste of a lovely night”, hay oportunidades que jamás regresarán.

Eso sí, existen momentos donde deberás tener lo más claro posible para qué bailas y para qué haces las cosas, hay momentos para todo: para lucirse ante el público, para seguir ensayando, para probar nuevos ritmos y nuevos pasos, momentos para dejarse llevar por la música hasta que tus latidos se apoderen poco a poco de cada parte de cuerpo, logrando expresar con él lo que la música te produce.

Cuida tus pasos y tus pies, tu ritmo y la extensión de tus brazos, recuerda que la pista también tiene a más bailarines igual de apasionados o con mayor experiencia que tú y quienes aún están aprendiendo a bailar.

¡Encuentra tu ritmo, vuélvete loco por tu pasión, encuentra qué te hace bailar y da tu mejor esfuerzo! Incluso si la música no te inspira a bailar, escucharla te podrá abrir nuevos horizontes.


¿Y tú, a qué son bailas?



Si te ha gustado, te invito a compartir y a pedirme temas de los que te gustaría leer, para tomarlos en cuenta.

Nos leemos el siguiente miércoles!

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