Vivir solo como experiencia de vida

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Hace unos días salió como tema de plática en el comedor de la oficina, que un compañero del trabajo quería salirse de casa “para probar suerte” y quería montar su “cuarto de soltero”. Para eso, muchas opiniones salieron a relucir, que si no te cambies y aproveches la facilidad y te ahorres la renta, que si sí salte, pero quédate cerca de casa y compra muchos tuppers para ir los fines a que mamá te haga de comer y te lave la ropa y demás. Yo tampoco pude quedarme callada y compartí mi experiencia de vida y sí alenté a este compañero a salirse ¡y salirse por completo!

Aunque yo me vi de cierta forma obligada a salir de casa porque la carrera que quería estudiar (Ciencias de la Familia) no está en mi ciudad natal, tuve que salir y la neta me ilusionaba mucho, sobre todo porque ya tenía el ejemplo de mi hermano mayor, quien dos años antes emprendió esta misma experiencia. Con base en lo que he vivido desde hace 7 años y cachito, te comparto mis razones para alentar a que los jóvenes salgamos de casa:

  • Sales de tu zona de confort. Un cambio de ciudad siempre te enseñará a perder los miedos y poner en práctica tu resolución de problemas. Que si el transporte (sobre todo si no tienes carro), que si el tratar con personas que tienen otra cultura, que si ver qué comer, que si lavar la ropa…
  • Aprendes a administrarte. Como hijo de casa, normalmente tienes horarios estipulados por tus padres para ir a la escuela, salidas con amigos, compromisos familiares y demás. Pero generalmente no hay mucha oportunidad de decir “ahora haré esto, regreso a tal hora” (“¡porque no te mandas solo!”), así que al estar en otro lado debes aprender a administrar tu tiempo para clases, trabajo (si lo tienes), amistades, salidas, estudio, compras, cultura, etc., etc. Y no sólo es el tiempo para cada cosa, sino el tiempo a invertir en los transcursos.
  • Presupuesto. Aunque sea a las cansadas, debes aprender a hacer uno (hasta la fecha conozco a pocas personas que sí lo logran) porque cuando gastas de más en salidas para tomar con los amigos, cine en exceso o comidas cariñosas y descubres que ya no acabas la quincena –o el mes, dependiendo cómo te manden dinero tus papás- descubres que debes designar cantidades preferentemente fijas para cada cosa: comida, transporte, útiles, salidas, ahorro y demás.
  • Pones a prueba tu responsabilidad. Jajajajaja, si no pagas a tiempo la luz, te quedas sin ella y sí…¡SIN INTERNET! Así que debes tener en cuenta fechas de pago de servicios; agua, luz, gas; pero también fechas de entrega de tareas y proyectos. En la universidad ya no se hacen trabajitos de prepa donde cada quien arma una parte y listo, lo ideal sería que todo mundo domine el tema y que se reúnan más de una ocasión para estar todos en la misma línea y calidad deseada; pero es lo ideal, ¿cierto?
  • Tienes que fortalecer tu tolerancia a la frustración. Ya no convives sólo con el hermano al que no soportas o a la vecina que se la pasa molestando, no, ahora debes convivir con gente que tiene una cultura familiar completamente diferente, tradiciones, hábitos, modismos en el habla (la gente en la CdMx aun se burla de mí si digo carro en lugar de coche y debo abstenerme de decir “colocho” ¡y otros modismos chiapanecos hermosos pues!) Eso sólo hablando del salón de clases, pero falta el tema de los roomies y todavía más…si son roomies desconocidos.
  • Aprendes a valorar las cosas. Tanto a tu familia, como el valor de las cosas, de la comida, el tiempo de los demás.


Aceptémoslo, vivir fuera de casa tiene más ventajas que desventajas, porque aunque ya no ves diario a tu familia, ni tienes las comodidades con las que hayas crecido, la escuela de la vida es la que en realidad te curte y te forma como una persona dispuesta, por ejemplo para el mundo laboral.

Así que si tú también estás en el predicamento de salir de casa, te invito a dejar ciertos miedos atrás, a que vayas buscando opciones de lugares para vivir y comiences a buscar qué necesitarás para este cambio (lugar para dormir, con qué taparte, con qué bañarte, con qué comer, transporte cercano a tus lugares frecuentes..), tu presupuesto, ¡uno real! y si esto es en realidad lo que necesitas o quieres en este momento de tu vida. Yo lo amo y agradezco a mis papás por la oportunidad.




Gracias por leerme, nos vemos el otro miércoles.

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