Vulnerabilidad... a grandes rasgos.



Vulnerabilidad, otro concepto clave en la ecuación de DESVELA, ¿por qué?

Poco se conoce sobre la vulnerabilidad y sus “efectos” y es muy fácil caer en la versión más común de esta: ser débil, ¿pero en verdad ser vulnerable es igual a ser débil o frágil?

El término viene de “cualidad de lo que es vulnerable” y éste a su vez “que puede ser vulnerado o dañado física o moralmente” y si nos quedamos únicamente con eso, entonces claro que “ser vulnerable, no está nada cool y hay que evitarlo a toda costa”, incluso por supervivencia.

Manteniendo esta acepción, la vulnerabilidad te lleva invariablemente a protegerte, cuidarte, no enseñarte, huir y un sinfín de términos y acciones que simulan protección, pues implica correr el riesgo de exponerte emocionalmente. Es común que no queramos “mostrarnos” con quienes podrían juzgarnos o hacernos daño, ¿pero qué tanto hay de verdad en esto?

Déjame te cuento lo que a mí me ha pasado en torno a este tema y que acabo de hacer consciente hace unos días, mientras platicaba con Betina, una chava súper humana que sacó su podcast “Hilos y trazos”, donde por cierto, mantente atento al episodio de la semana siguiente para escucharnos platicar más sobre la vulnerabilidad y lo que implica.

Septiembre 2016, surgió la oportunidad de una beca para tomar un diplomado de coaching. Yo tenía únicamente experiencia en consultoría familiar y de pareja, pero lo dábamos entre dos personas, yo era nueva en este estilo de acompañamiento humano y además donde también tendría mas protagonismo al desempeñarlo. Recuerdo mi asombro y pensamiento como de temor y de sentirme “chiquita” cuando vi que todos los participantes tenían perfil de empresarios, se desempeñaban en el ámbito académico en prestigiosas universidades o ya tenían toda una carrera en el acompañamiento humano profesional, entre ellos mi entonces jefe, a quien siempre he admirado por su perfil laboral y humano… y yo únicamente tenía licenciatura y 24 años de edad, de todos era la menor.

La ventaja es que el contexto era de mucha escucha y crecimiento, todos aportaban y aunque yo no fuera la experta ni me sintiera como tal, lograba opinar y la gente lo tomaba con respeto. Los módulos de trabajo eran muy activos y las dinámicas recomendadas para trabajar con los coachees, las moldeábamos y practicábamos entre nosotros. Siempre nos tocaba trabajar con alguien más y la idea era no repetir compañero. Corría uno de los últimos módulos y ya casi se acababan las personas para interactuar. Ni modo, contacto visual con mi jefe, sería una actividad de mucho temor para mí, pues la actividad se trataba de expresarnos con mucha autenticidad en algo que nos gustara mucho, recuerdo perfecto que ubiqué el canto como el medio para hacerlo, entonces prácticamente implicaba “cantarle a mi jefe”, viéndolo así no está nada cool, ¿no crees? Inmediatamente mil dudas: “Y si no canto bien”, “y si se me sale un gallo”, “y si le doy mucha información sobre mi familia” (el tema que me atormentaba y trabajaría en esa actividad)..y sí, y sí…

OTRO SENTIDO

¿Qué pasaría si en lugar de centrarnos en lo negativo o en el problema, hacemos este ajuste mental de ver el lado positivo? ¿o incluso más que “el lado positivo”? Diría Brené Brown, pionera e impulsora de la investigación de la vulnerabilidad -y fuerte inspiración del proyecto- que la vulnerabilidad es “the most accurate measure of courage”, es decir la medida impulsora y más precisa de coraje, ¿qué pasaría si tomar valor dependiera de saberte vulnerable y por eso te impulsas a moverte?

No había más, llega el momento de la actividad y en el volado me toca ser la primera en actuar, mi jefe hace las preguntas pertinentes y efectivamente decido cantar, al elegir una canción que a mí me daba mucha paz, pero súmale la sensibilidad del tema, comienzo a llorar mientras canto, por favor imagínate las lágrimas, la garganta oprimida y mi intento de hacer la actividad sin cerrarme mucho; ahora que lo veo así, ¡fue una gozada! Jajajaja. La respuesta de mi entonces jefe a ese momento fue un: “gracias por dejarte ver, por cantar y por compartir este tema” y créeme que con eso mi ser se sintió acogido, el miedo de mostrarme se quitó, ya lo había logrado, ya estaba hecho, yo estaba satisfecha y gracias a Dios hubo una buena respuesta. ¡Me animé a ser vulnerable!

Mostrarse en el trabajo, en la familia, con los amigos y en general con quienes te rodean, es todo un reto, pero es un reto que vale la pena afrontar, pues no solo es permitir que los demás te conozcan de verdad, es permitirte ser tú, ser libre, restar la propia opresión que uno puede llegarse a poner.

Con esto no quiero transmitir la idea de que en cuanto logras vencer un momento de vulnerabilidad ya todo lo demás será fácil y que estás listo para lo que sigue, no; más bien es una probadita del coraje que será necesario seguir tomando de esta experiencia para moverte en los retos venideros, para las diferentes y nuevas experiencias de vida que vengan; es dejarse de juicios -sobre todo los propios- arrancar el miedo o actuar a pesar de él, es seguir reconociendo la necesidad de la vulnerabilidad como parte de tu forma de ser, es lo que te define, la manera de enfrentarse a la vida y superar retos por más pequeños o grandes que sean. Es dejar de lado la culpa y la vergüenza que veremos más adelante.

Para ir cerrando, me gustaría compartirte un mini análisis de una de las escenas de “Warrior” una película que vi hace unas semanas y disfruté cañón. Obvio viene un spoiler, así que prepárate si no la has visto o sáltate hasta el siguiente párrafo. Hay un momento donde el papá, quien fuera alcohólico y la razón de la separación de su familia, se arma de valor y va a visitar a su hijo mayor, a quien tenía tiempo sin ver y quien claramente no le quería dirigir la palabra, ¿recuerdas la línea que le dice? ¿cómo se atreve a pedir disculpas por su condición y lo que implicó para su esposa? Seguro que le llevó años poder trabajarlo y llegar hasta ese momento, pero ¿viste su cara de temor al atreverse? ¿viste su cara de satisfacción después de haberlo expresado? Tal vez la reacción del hijo no fue la que esperaba, tenía mucho por asimilar, pero eso mi estimado, fue el inicio de más reflexiones para ellos: padre e hijos; no por nada luego se sinceran como hermanos al final.

¿Te parece entonces que la vulnerabilidad es riesgosa? Sí, ¿fácil de asumir? No tanto, ¿se puede llevar por sí sola? No lo creo, siempre requerirás el apoyo de alguien, se es vulnerable con los demás. ¡Así que venga, preguntas de reflexión!

¿Cuáles son aquellas situaciones donde sientes mayor necesidad de “protegerte”? ¿Qué escenarios tienes al enseñarte? ¿Qué ganancia obtendrías de esto? ¿Quién puede ser tu aliado en esto? ¿Qué esperas?

Recordemos que esto es un proceso de crecimiento paulatino y abrazar nuestra vulnerabilidad es fundamental en el proceso. ¿Queda claro por qué ésta es crucial en DESVELA?

Gracias por llegar hasta aquí. Nos seguimos leyendo el miércoles siguiente y no lo olvides, “De la vulnerabilidad al Sentido”.

Por último, si quieres que te acompañe en tu trabajo personal, no dudes en contactarme, estoy para apoyarte.

*Foto de Rafael Barros en Pexels

Comentarios

  1. callar la razón para expresarnos con el corazón.
    excelente post.

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    1. Así es, dejar fluir más el sentir y la experiencia personal. ¡Gracias por leerme y comentar!

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