Cómo poner límites personales y aprovechar la filosofía



Uno de los temas que más se trabajan durante el crecimiento humano, es el lograr poner límites y no solo a uno mismo, sino principalmente a los demás. 


Hace unas semanas te platicaba sobre cómo he logrado algunos límites con mis papás, ahora es turno de aplicarlo en el trabajo. 


Por la cuarentena, hemos tenido que reinventarnos también en la chamba y ha sido momento de poner muchas cosas en práctica al llevar proyectos, que ha implicado sobre todo, estar mucho más en comunicación con las marcas con quienes nos toca trabajar. Justo en estos días, me tocó tomar por primera vez tan tajante, un papel de estar al mando y de exigir respeto a nuestro trabajo y nuestro tiempo. Me costó muchísimo llegar a eso, pero en verdad fue un tema de meses y trabajo personal que ha impactado directamente en este ámbito laboral. De manera asertiva logré transmitir lo que nosotros necesitamos de ellos, principalmente en cuestión de tiempos. Traía la energía súper alta y muy relacionada con los logros y el empoderamiento. Me sentía invencible. Todo cambió cuando llegué a mi oficina. 


Como recordarás, estos días han sido de armar cajas, contar equipos, probar electrónicos y tener todo ubicado y enlistado para la mudanza de oficina; sin embargo, en mi ausencia, alguien entró a mi oficina y movió cosas, muchas cosas. Me sentí en mayor o menor medida, violentada, invisibilizada, ¿por qué alguien llegaría a mover cosas de mi oficina sin preguntarme? Después de indagar y preguntar con mil personas, llegué con el responsable: mi propio jefe. 



LOS LÍMITES

Los límites son divisiones -físicas o simbólicas-, parámetros y normas que, marcan una separación entre dos personas, elementos o territorios. Los límites personales permiten el respeto del espacio o tiempo respecto personas o ámbitos humanos. Surgen de una necesidad no atendida.  


Poner límites es un acto de amor propio que debemos ejercer frecuentemente para lograr nuestras propias metas. De cierta manera, en nuestro país, con el tema del machismo, me parece que hay aún mas retos y límites a exponer. 


Por historia de vida, tiendo mucho a polarizar las situaciones e irme por dualidades como: blanco-negro, bueno-malo, deficiente-perfecto; y el tema de los límites personales no es la excepción, pues suelo irme por la trampa del: autoritarismo-sumisión; con lo que se me ha dificultado lograr los grises y poner límites saludables, pero ¿qué es un límite saludable? 


Un límite saludable es firme y claro, no llega a la exigencia, ni se queda en la sutileza, pide exactamente lo necesario y no requiere de excusas, explicaciones, ni justificaciones, pues de incluirlas, se pierde de vista el objetivo. 



LA FÓRMULA SECRETA

La honestidad y la responsabilidad son valores importantes a la hora de plantear un límite a quien lo necesite; sin embargo, al tratar de ser muy honestos, podemos caer en el juego de las explicaciones y justificaciones que te compartía anteriormente, por ello, para que plantear un límite de forma saludable, sea exitoso, se recomienda seguir el planteamiento de silogismos filosóficos:


Premisa mayor --> premisa menor --> conclusión


Si lo aplicamos a mi tema más reciente en el trabajo, quedaría algo como:

Entraron a mi oficina en mi ausencia --> movieron y tiraron cosas --> No pueden entrar en mi oficina si no estoy.


Deséame suerte al aplicarlo y evitar irme por las explicaciones innecesarias, de las que soy fan. Te comparto también una frase que descubrí recientemente y me ayuda a tener claridad al momento de querer plantear un hasta aquí: 

"Las buenas cercas, hacen buenos vecinos"

Robert Frost


Tal cual, tener límites bien establecidos ayuda a que las relaciones interpersonales sean más sanas y hasta auténticas, pues no se necesita de adornos sociales y pláticas innecesarias que se ahorran con la honestidad y la cordialidad de tener un límite bien cimentado. 


¡Y qué decir del amor propio! Los límites claros te ayudan a ganar en salud mental, pues te permiten tener tu propio espacio y lo estás haciendo saber a los demás para que lo respeten, con lo que entra en juego también la constancia de delimitar frecuentemente la línea para que los demás no pasen por encima, pero también adoptarlo hacia uno mismo y ser coherente con mantenerlos firmes. 


Así que venga, piensa un poco en aquella situación con la que te gustaría poner un alto, un límite sano y desmenúzalo en premisas y conclusiones para poder establecerlo. 


¿Cuál es tu premisa mayor? ¿Cuál es tu premisa menor? ¿Qué quieres concluir? ¿Qué expresión te permitirá plantearlo de forma asertiva?


Te deseo mucho éxito al aterrizar esto y plantearlo con las personas necesarias. Venga, paso a pasito, pero pasos firmes. Si gustas ayuda profesional para lograrlo, no dudes en contactarme.


¡Nos leemos el miércoles siguiente!





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